Hoy me he despertado como cualquier día: dormido.
Después de que el despertador martilleará mi cabeza durante varios ciclos y acabará con mis sueños matutinos, algo era diferente, el tiempo no corría. Por un momento he tenido la sensación de que podía hacer todo lo que quisiera antes de irme a trabajar y eso que no tenía tiempo. Hacía una cosa, miraba el reloj y no se había movido, desayunaba, miraba el reloj y no se había movido, y así hasta que me he ido.
Cuando he llegado a la calle había perdido el autobús, pero sigo creyendo que los segundos eran minutos y los minutos horas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario