martes, 10 de agosto de 2010

Síntesis permanente

Paranoias infernales,
síntomas de locura,
expresión intermitente,
de mi amargura.

viernes, 6 de agosto de 2010

abre tu puerta

y déjame verte,
encontrarte en la noche
ha sido mi gran error

jueves, 5 de agosto de 2010

olor a recuerdos

Llegó a la oficina y se olió las manos. Ese olor que de haberse pegado a él de otra manera podía resultar revulsivo era lo más bonito que había sentido en los últimos tiempos.

martes, 3 de agosto de 2010

SEntiMientos

Cuando llego al garaje todavía estás dormido. Pensar en tu forma y sonrisa me es suficiente para aguantar al día

jueves, 5 de marzo de 2009

segundos

Hoy me he despertado como cualquier día: dormido.
Después de que el despertador martilleará mi cabeza durante varios ciclos y acabará con mis sueños matutinos, algo era diferente, el tiempo no corría. Por un momento he tenido la sensación de que podía hacer todo lo que quisiera antes de irme a trabajar y eso que no tenía tiempo. Hacía una cosa, miraba el reloj y no se había movido, desayunaba, miraba el reloj y no se había movido, y así hasta que me he ido.

Cuando he llegado a la calle había perdido el autobús, pero sigo creyendo que los segundos eran minutos y los minutos horas.

martes, 3 de marzo de 2009

Qué me saca de mis casillas (I)

Los personajes de películas o libros que son increíblemente inocentes o ignorantes. Me ha pasado en infinidad de series de tv o películas y últimamente en los libros. Quién se cree que El niño del pijama de rayas no sé de cuenta realmente de lo que está pasando, por muy niño que sea; o como la jueza Birgitta (protagonista de El Chino, última novela de Henning Mankell) no sé da cuenta del berenjenal en el que se mete en Pekín o acaso enseñarais la foto de un asesino por ahí, en una ciudad en que no conoces y no sabes el idioma, yo al menos no lo haría así.

martes, 24 de febrero de 2009

La razón sobre el ser

A  veces pienso que tengo tendencia suicida, lo he pensado alguna vez yendo en el coche, que pasaría si acelerará y saltará por encima del puente. Me imagino el entierro lleno de gente, de mis amigos, mi familia,… una muerte trágica, todos desolados. Enseguida se me va de la cabeza y lo desestimo, no vale la pena, aunque en ocasiones lo pase mal, vale la pena vivir, me digo. Y es que, siempre he sido demasiado racional, tan racional que he dejado de hacer muchas cosas por racionalidad, puta racionalidad.